lunes, 8 de enero de 2007

ALERTA MAXIMA


El 21 de febrero de 2004, el Taller de Construcción del Socialismo concluyó su denuncia de los crímenes de Miguel Nazar Haro diciendo: “alerta compañeros y compañeras con nuestra seguridad y su autodefensa como fundamento de nuestro poder popular para el largo plazo de la lucha necesaria contra la globalización salvaje y su campaña permanente de criminalización de las luchas populares”. Nuestra alerta merece ahora el calificativo de máxima ante el fin de un sexenio singularmente represor y los movimientos de autodefensa a los que ha dado lugar en Lázaro Cárdenas, Michoacán con los mineros de SICARTSA, con la brutalidad desplegada contra el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco por la ineptitud política del gobierno de Oaxaca y por el fraude electoral en todos los niveles: desde la alteración de actas para el conteo hasta el fraude electrónico. La alerta máxima procede por la evidente unidad entre los organismos empresariales, las instituciones del estado y las fuerzas represivas de él con el ingrediente de un partido autodenominado de la Revolución Democrática que se ostenta como la oposición de izquierda a la globalización de por sí salvaje y su ideología neoliberal profundamente antipopular.

Esta complejidad histórica y social agravada por la expropiación político-militar de fuentes energéticas, agua y biodiversidad concretada por los gobiernos de Israel y Estados Unidos, exige clarificación para el largo plazo que empezó con el siglo XXI en Chiapas, Los Andes, Argentina, Venezuela y Brasil. La definición del populismo radical del jefe del Comando Sur, general James Hill, es un alerta del Imperio dispuesto a aniquilar estados y países en el mundo que incluye a Cuba. Ante esta situación tan grave, la autodefensa popular no sólo es un derecho sino una urgencia frente a la brutalidad de los enemigos del pueblo. La clarificación exige impedir la confusión que supone una izquierda unitaria que tendría como definición principal la oposición al capitalismo salvaje. Este falso supuesto, tiende a incluir en la izquierda lo mismo a partidos políticos proclamantes del antineoliberalismo que no les impide corromperse para mostrar su respeto al Estado, que a los cientos de organizaciones populares que de maneras diversas procuran construir el poder popular sin distraerse en los procesos electorales.

La clave está en la fetichización del estado. El fetiche todo lo resuelve con su pura mostración, tiene poderes garantes de la solución de todos los conflictos y ejerce la soberanía, depositada constitucionalmente en el pueblo, por la vía de las instituciones que por corruptas que parezcan, son, sin embargo, la garantía de la convivencia social, según proclaman los intelectuales de estado que firman declaraciones y conceden entrevistas ampliamente difundidas por las radios, prensa y televisoras, a la par de la descalificación criminalizadora de cualquier manifestación popular.

De aquí la multitud, esa masa caracterizada por Antonio Negri y Michael Hardt como conglomerado que se mueve al ritmo de la industria del espectáculo y de las órdenes políticas del estado: hoy elecciones, mañana fútbol, luego algún escándalo comentado por sedicentes especialistas y locutores de las noticias cuidadosamente articuladas para alternar la frivolidad con los escándalos de la delincuencia y de los políticos como personalización de la historia y las relaciones sociales. De los trabajos de construcción alternativa a la del estado, nada, si no es para criminalizarlos.

De aquí la urgencia de precisar la necesidad de superar caudillismos de cualquier tipo, salvo si estos se relacionan con intereses económico-políticos que mueven la historia. Suponer que Fidel Castro es el problema principal de Cuba, es tan falso como que López Obrador sea la salvación de México. Ni uno ni otro son más que condensaciones de posiciones económico-políticas urgidas de aclaración. La aclaración purifica, tal como ha ocurrido con las respuestas de Fidel a la Revista Forbes y con los procederes políticos y sociales de la dirigencia del PRD y de López Obrador. Circula ya por la red electrónica una lista de figuras políticas del PRD, criticadas de manera semejante al comunicado del EZLN del 22 de Agosto de 2005 dirigido al Secretario de Formación Política del CEN del PRD sobre algunas de las figuras del supuesto partido de izquierda. Las claves de esta identidad son claves económico-políticas, por ejemplo, Gastón Alegre, candidato del PRD a la gubernatura de Quintana Roo, compró su candidatura por 75 mil dólares y es uno de los empresarios más ricos y explotadores del Mundo Maya. Por su parte, los juniors en vacaciones y uno que otro fascista de corazón, propone en la red campañas contra dirigentes del PRD con sus teléfonos y direcciones electrónicas invitando al insulto sin más. La violencia está en la derecha.

Si de oponerse en serio a la globalización capitalista se trata, hay que mirar a Oaxaca. La negociación de la Sección 22 condicionada a la destitución o renuncia del gobernador Ulises Ruiz, es una parte de la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca que impide el acceso a los edificios de gobierno y libera a Radio Universidad y al sistema de televisión del estado de Oaxaca de sus fines empresariales mercantilistas, de manera semejante a la liberación de la Guelaguetza de su expropiación privada al servicio de los empresarios del turismo. La contrapropaganda acude a la mentira de que esto afecta a los artesanos, cuando en realidad, han transformado el centro de Oaxaca en un gran mercado al lado de los oaxaqueños en campamentos de lucha.

Todo esto necesita crítica histórica a partir de la negación del estado fetiche y de la superación de proyectos de nación que no lo son y que más bien platean la humanización del capitalismo. Con este sentido, los casos concretos de la oligarquía perredista difundidos por el EZLN y por historiadores reflexivos en la red, incluyen casos extremos no sólo de la voracidad empresarial sino de represores tan distinguidos como José de Jesús Calderón Ojeda, porro expulsado de la Universidad de Sinaloa en 1973 y Secretario de Gobierno del priísta Alfonso Calderón, ordenador de desapariciones de disidentes políticos. El caso José Guadarrama, connotado cacique y asesino de decenas de perredistas en Hidalgo, resulta ejemplar porque fue candidato perdedor del PRD en Hidalgo, promotor de la primera concentración de la campaña presidencial de López Obrador, para ser rechazados ambos por quienes no aceptan que les den gato por liebre. De la identidad proimperial y antipopular del panismo nada hay que probar ante las evidencias de sus capacidades fraudulentas y criminales para sostenerse en el poder, así sea golpeando para negociar después con sus enemigos dentro de la propia clase en el poder.

La conclusión tiene que ser el repudio del PRD como izquierda, lo cual no implica la condena a los miles de manifestantes contra el fraude electoral y a los sacrificados mantenedores de los 46 campamentos en la Avenida Reforma que parte en dos la capital de la República. Primero intuición y rumor y luego conciencia organizativa, es la certeza de que las llamadas asambleas convocadas por AMLO no son tales porque no hay manera de levantar la mano, proponer, formar comisiones y mesas de discusión, sino que ahí se va a escuchar al caudillo y a aplaudir y hacer lo que él decida. De aquí la ejemplaridad de la APPO que tiende a coincidir con quienes van cayendo en la cuenta de los límites del obradorismo y del perredismo que ya anuncia la dispensa del pago de impuestos de los empresarios del turismo trasnacional que han protestado por la afectación de sus negocios.

Entre los que sirven de carne de cañón al mantener los campamentos y acuden a las marchas por cuenta propia sin usar la logística del gobierno del Distrito Federal, va creciendo la convicción de oponer el poder popular desde abajo y a la izquierda contra la condena a muerte del neoliberalismo y la globalización irremediable por caudillos y partidos que con una mano aceptan el financiamiento y la cuota de poder del estado y con un dedito, sólo un dedito, dicen un tímido y limitadísimo no a los fraudes electorales, los crímenes de estado, los privilegios de funcionarios corruptos y el cinismo de la omnipotente industria del espectáculo. El alerta máximo convoca y procede y ya construye el poder popular para el largo plazo que ya empezó.

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