sábado, 16 de junio de 2007

JUDITH REYES.



Gracias a la convocatoria de la joven y bella investigadora Liliana García Sánchez, nos reunimos compañeros de Judith Reyes con jóvenes interesados en su obra, en la Unión de Vecinos y Damnificados 19 de Septiembre en actividad cultural organizada por Javier, el legendario Tonino fundador de CLETA y la activa compañera que está en todo desde el acomodo de sillas, hasta el agüita de jamaica y la repartición de los programas. Judith hubiera cumplido 83 años el 22 de marzo sino hubiera partido el 27 de diciembre de 1988.

Su hija Magaly Alarcón Reyes presentó un disco doble con el canto de Judith. Por mi parte, recordé la última vez que nos encontramos en la calle de Madero con la marcha de la Unión de Comuneros Emiliano Zapata dirigida por Efrén Capiz, para conmemorar el asesinato de Zapata. El 10 de abril de 1988 llegó la marcha luego de recorrer medio Michoacán desde Nueva Italia, acompañando toma de tierras dejando como señal un fragmento del Plan de Ayala. Judith animó con sus corridos y marchas todos y cada uno de estos actos. Desencajada, me confesó que no aguantaba más el terrible dolor de muelas que le había impedido comer en el camino. Llegamos al Zócalo y se desmayó. Unos compañeros la subieron a un auto y la llevaron a su casa en el Campamento 2 de octubre de Iztacalco, donde ganó su vivienda por su participación en la ocupación territorial triunfante.

Un deber asumido como necesidad histórica y social movió la vida combativa de Judith. Pudo ser como La Tamaulipeca ataviada con lujosa cueruda, la prolongación del éxito de Jorge Negrete con La Parranda Larga de su autoría. Pero cambió el canto de la parranda por la necesidad de dar a entender las novedades revolucionarias a partir del Asalto al Cuartel Madera del 23 de septiembre de 1965. Chihuahua era el lugar donde un grupo de maestros, campesinos y un médico, decidieron oponer a la brutalidad del gobierno y los saqueadores de los bosques y las minas, el derecho supremo a la autodefensa armada. Judith se incorporó a los movimientos populares en lucha por sus derechos y alternó el periodismo con el canto urgente, como llamaron los chilenos a las composiciones destinadas a la agitación inmediata que sin embargo, han sobrevivido al momento de su creación. Periódicos locales y la revista POR QUE? recibieron las noticias escritas por Judith para romper el silencio de la prensa y los medios mercantiles. También las radios locales fueron infiltrados por la simpática cantora ataviada con huipiles coloridos y con el pelo recogido con listones.

La práctica de Judith eligió dos formas musicales de gran arraigo tradicional: el corrido y la marcha. Sus letras directas y al grano incorporan el sarcasmo y la información histórica para informar de las luchas populares. Una colección de los discos de Judith exhibida en el acto en la UVYD, da cuenta de sus afanes no sólo nacionales sino internacionalistas. Una pareja de cantores rifó el disco dedicado a mano sobre Iztacalco con un subtítulo elocuente: la revolución pobrista en América. En sentido contrario al desprecio de los intelectuales alejados del pueblo, Judith reivindicó siempre el accionar del Partido de los Pobres de Lucio Cabañas, por su poder de fuego incomparable con otros grupos mexicanos y por su arraigo en una extensa región de Guerrero y Michoacán. Enrique Ballesté, el teatrero popular que no vive del recuerdo de El Fantoche y su Poder de cuando la fundación de CELTA, sino sigue en pie de lucha, recordó un viaje por tierra con Judith que llevaba cancioneros y propaganda guerrillera a su paso de Guatemala a El Salvador. Fueron detenidos y gracias a que Ballesté entregó el paquete subversivo a una novia conquistada en el autobús, lograron salir vivos de la peligrosa captura. Francisco Barrios, el legendario Mastuerzo, narró sus primeros cantos en el 68 que incorporaron a Los Nakos y sus parodias de éxitos del hit parade, las letras de Judith con música inventada por él. Reconoce a Judith como la madre de todos los cantores del pueblo en lucha y luego de una festiva discusión con Tonino, aseguró que el papá para unos es José de Molina y para otros como él, es León Chávez Teixeiro, el finísimo poeta deliberadamente hostil al panfleto.

Atinó Javier “El Piojo”, veterano de Tierra y Libertad, al cantar Los Restos de Don Porfirio, singularmente vigente porque, en efecto, aquí están, aquí viven. La marcha con su letra elemental que tiene como estribillo: “un gobierno de los ricos no, un gobierno de los pobres si”, recordó la aportación de Judith a las consignas de marchas, movilizaciones y tomas de tierras. Alejandro Tepito y su compañera también cantaron y donaron el disco dedicado por Judith para reunir fondos para la libertad de los presos de Atenco. Entre el público, el guitarrista non y poeta de altos vuelos Macondo, me dio su disco, me dijo en voz baja un poema sobre lo que fuimos y lo que somos, la insufrible nostalgia, lo que nos sigue moviendo, el triunfo en la marginalidad política. Por ahí también Catana, el rockero necesario desde hace décadas. La sesión fue larga, cantaron a Judith quienes la tienen presente como ejemplo, tal como testimoniaron los veteranos en activo.

Ojala pronto leamos el libro de Liliana para contribuir a eso que Judith llama La otra cara de la Patria en un texto fundamental para entender que la historia no la hacen los hombres egregios, no los caudillos de relumbrón, sino los pueblos organizados para la lucha por sus derechos plenos. 18 discos grabó Judith, entre ellos los que llevan el sello editorial de Le Chant du Monde, I Dischi del Sole y Days of Struggle.

Esta buena recepción de su música es parte de su capacidad de denuncia combativa y sus giras por América y en su exilio por Europa. Alguna vez me enseñó un cartel francés con su nombre y el de un joven sudafricano que apenas despuntaba con su nombre de Nelson Mandela. El libro aún inédito de Liliana acompaña al proyecto abierto de Francisco Barrios ya grabado de la Otra Canción Popular, la que no recibe discos de oro y platino, ni es tocada en los éxitos radiofónicos, pero cumple un trabajo de construcción de la soberanía popular que exige tenerla presente en estos tiempos donde todas las formas de lucha son necesarias contra la infamia capitalista.

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