sábado, 16 de junio de 2007

7 puntos programáticos 7


1. La forma partido tiende a ser sustituida por instituciones comunitarias y de los pueblos. Interfieren los infiltrados por los partidos políticos financiados por el Estado y la tendencia, al menos en la APPO, de registrar un partido para las elecciones en Oaxaca. Contribuir a la crítica de estas posiciones exige politizar las asambleas para hacer de su soberanía, una formación constante de la democracia libertaria sin caudillos, con delegados revocables y sin privilegios, con decisiones por consenso, con planeación del tequio como trabajo colectivo liberado, con la autodefensa organizada y ejercida por topiles altamente politizados y con la socialización de tradiciones populares para dar lugar a una cultura y una educación distintas a la del Estado opresor.

2. La soberanía es relativa y en lucha contra las limitantes de Estado. Sus amenazas son la autocomplacencia comunitaria y el civilismo contestatario sin más. De aquí la importancia de los pueblos con sus usos y costumbres distintas a la del pueblo reconocido en la Constitución Política como fundamento de la soberanía ahí mismo desconocida al atribuirla a representaciones espurias resultantes de las asociaciones y complicidades históricas entre caciques, partidos políticos, consorcios trasnacionales y las instituciones bancarias, financieras y de seguridad del Imperio. La soberanía denegada también para el Estado subordinado al Imperio es ejercida por asambleas de los pueblos determinantes de las naciones constitutivas y reconocidas por el pueblo como la masa totalizadora de los explotados.

3. El proletariado es una potencia inconcreta en los procesos productivos globalizados en la fase histórica actual bajo dominio capitalista. Los asalariados con derechos laborales son minoría frente a los “empleados de confianza” sin derechos, los de la economía llamada informal, los migrantes, los peones seminómadas y los de las maquiladoras. Esta situación disminuye la importancia de los sindicatos que sólo pueden recuperar su beligerancia de clase si superan la soberanía atribuida al estado que la ha perdido en la globalización. Consciencia de clase y soberanía de clase son líneas teórico-prácticas irreductibles al charrismo y a las privatizaciones y acomodos territoriales con fuerza de trabajo sometida y sin derechos, tal como ocurre en la globalización del capitalismo. La consciencia de clase exige plantearse desde ahora el socialismo como extinción del Estado.

4. La vía constitucional proclamada lo mismo por la TDR-EP que por la Otra Campaña, exige distinguirla de las reformas de Estado promovidas por el PRD-Muñoz Ledo y por URO. La construcción de un Constituyente, históricamente ha resultado de revoluciones y en la situación actual, exige pasar de los planteamientos políticos y sociales a la crítica de la economía política. La formación de comisiones en las asambleas de los pueblos, puede ser el embrión de un Constituyente popular con propuestas en discusión y difusión constantes. La formación de jurados populares permanentes puede fundar la tradición de organizar expedientes culposos de los enemigos de los pueblos en todos sus niveles, hasta probar el derecho soberano de los pueblos para ejercer sus propias leyes.

5. La crítica de la economía política es una línea fundadora de poder popular que no puede prescindir de la militarización y el guerrerismo globalizados. De aquí la autodefensa popular como un derecho de respuesta a la violencia del Estado y del Imperio. Los antecedentes históricos exigen reflexión para consolidar comisiones con trabajo constante de formación interna y de transformación de la sociedad civil en sociedad política.

6. Autonomía y autogestión son procesos limitados por el Estado. Suelen tener vida efímera porque no afectan las relaciones de producción capitalistas. Pero no hay otro principio de transformación que los proyectos comunitarios con procesos de trabajo de economía solidaria y comercio justo sin intermediarios expropiadores, hasta alcanzar a los pueblos y dar lugar a un proceso de articulación constante que necesariamente confronta al Estado. Promover procesos productivos mediante comisiones de los pueblos, es el principio para superar lo contestatario e incluirlo en la dimensión económico-política de largo plazo. Una larga historia de toma de tierras, proyectos de vivienda, cooperativas y circulación no capitalista, alimenta la autonomía y autogestión para el largo plazo.

7. La democracia es opuesta a las luchas populares, plantea el Estado con sus procesos electorales corruptos, sus medios desinformativos, sus instituciones y sus partidos. De aquí la urgencia de ejercer las autonomías como proceso educativo y cultural de constante socialización de todo lo que el enemigo privatiza. Desde la más elemental ceremonia patria, hasta los acontecimientos electorales, exigen la crítica constante de los nacionalismos de Estado, de las religiones y de la reacción. Su autoritarismo y su terrorismo explotadores tienen que plantearse como necesidad capitalista que exige la construcción de una democracia con consciencia de clase trabajadora capaz de socializar desde ahora todo lo que el enemigo privatiza y dar lugar así a una democracia popular radical y extrema.



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