martes, 22 de mayo de 2007

Predicciones calderonicas

Alberto Híjar.

El Estado como tal, cumplió su objetivo estratégico de sostener hasta el 1º de diciembre al gobierno de Ulises Ruiz. Prueba así su fuerza y evita las elecciones locales al cumplirse dos años de Ulises Ruiz al frente del crimen organizado en Oaxaca. De esta manera, sostuvo la línea política de apoyar a gobernadores delincuentes como el de Morelos, Sergio Estrada Cajigal, el precandidato presidencial Peña Nieto, ostentoso de la represión de Atenco y gastador de decenas de millones de pesos en costosísima propaganda televisual, el de Jalisco Francisco Ramírez Acuña que hasta puede ser secretario de Gobernación, el de Chiapas Salazar Mendiguchía comprometido con la represión de zapatistas y Patrón Laviada el de Yucatán, coordinador de todos los negocios sucios en la devastada Península de Yucatán. El principio de autoridad quedó incólume.

Con Calderón todo será peor. El principio de autoridad conduce su toma de posesión rodeado de un gabinete de fundamentalistas católicos. Formados en universidades confesionales y participantes en diplomados relámpago en escuelas de negocios yanquis, reúnen las cualidades para pertenecer a un gabinete monolítico. El bien común es lo que ellos decidan de acuerdo a la supuesta sensatez de seguir en todo la ideología liberal de reducción del Estado a administrador y promotor de los grandes negocios trasnacionales con lo que el Premio Nobel de Economía 2006 llama “economía de compadres”. Para ellos, esto no es una culpa, sino el reconocimiento de una elite de gobernantes dispuesto a cumplir la memorable recomendación de Zedillo ante los empresarios en Davos: hay que desinteresarse de las protestas populares. O sea: los pueblos no entienden la necesidad de la globalización que todo lo privatiza en beneficio de quienes son los únicos capaces de acelerar el desarrollo económico. Que éste sea en perjuicio de los pobres, es una necesidad macroeconómica inevitable y como tal, sólo puede ser considerada como variable no decisiva de la economía política. En todo caso, el fundamentalismo promueve la caridad que para eso están las fundaciones de los grandes consorcios que de paso, eluden impuestos con sus teletones y maratones piadosos donde hasta los pobres contribuyen para saberse incluidos en la hermandad guiada por los más ricos reconocidos globalmente por el prestigio de la revista Forbes. La caridad resulta promotora de la gran familia mexicana que como debe de ser, s patriarcal y como prueba, ofrece al culto público figuras como Azcárraga Jean, Salinas Pliego y otros reconocidos empresarios que han decuplicado sus fortunas en doce años.

La línea patriarcal se reproduce. Jorge Hank Rohn es alcalde de Tijuana para manejar mejor sus negocios de juegos de azar y lavado de dinero en sus bancos sospechosos en Estados Unidos. No es extraño que a la pregunta sobre algún homenaje público al heroico periodista Jesús Blanco Ornelas, respondiera negativamente argumentando que muchos mueren y no es cosa de estar haciendo homenajes. Pocos recuerdan que uno de sus escoltas asesinó a balazo a un ayudante del periodista ejemplar y menos aún recuerdan su asociación con Miguel Nazar Haro para traficar autos de lujo robados en California cuando los jovencitos Hank daban sus primeros pasos como delincuentes. El principio de autoridad exige estas impunidades porque sólo los de hasta arriba entienden de la política de alianzas a partir del principio del mal menor para un bien mayor. La Ciudad de Dios no siempre vence del todo a la Ciudad de los Hombres, diría algún agustino cínico. Es obvio que los derechos humanos, la educación, la salud pública, la cultura, resultan tareas menores que han de ajustarse a la competitividad pendiente de exposiciones faraónicas, construcciones innecesarias, intercambio de premios y reconocimientos, homenajes a la estulticia y por supuesto, nombramientos adecuados. Que la Secretaría de Educación Pública quede bajo responsabilidad de una señora cuyo único trabajo intelectual es el libro Dios mío hazme viuda que ni siquiera cumple con su escandaloso título porque más bien es como encomendarse a Dios para no casarse con el pecado, es consecuente con el nombramiento para la salud pública de quien anuncia su militancia en Pro-vida como guía para emprender una cruzada contra la pastilla del día siguiente. Si lo dice públicamente es porque está convencido de que está en lo correcto, eso es el fundamentalismo: el saberse poseedor de la Verdad, así con mayúscula, que no admite concesiones pero si alianzas políticas irremediables. Elba Esther Gordillo es la mano que mueve la cuna educativa de Estado y como ella sólo le importa el poder material, resuelta una aliada útil que no se mete en cuestiones de principios, incluso ayuda en proyectos como el de la Guía de Padres porque no le importan las creencias, le importan el poder y los negocios.

Todo esto resulta ejemplar internacionalmente. La Internacional de la Democracia Cristiana que por supuesto no se autodenomina así, apoyó a Fox que hereda al Presidente del PAN como dirigente latinoamericano de los demócrata-cristianos. Buen tino tuvo el gobierno de Fox de traer a sus celebraciones de triunfo electoral revuelto con su cumpleaños, a José María Aznar y a Lech Walesa, bien conocidos en España y Polonia como ejecutantes de la globalización sobre principios fundamentalistas. De aquí la solidaridad con los crímenes del gobierno yanqui en la destruida Yugoslavia, Irán, Afganistán, Irak. El fundamentalismo católico coincide en su racismo genocida con el de Bush, creyente en que los pueblos árabes no tienen derecho a nada porque son infieles y adoran a Mahoma, tal como afirmó el Papa Benedicto XVI ante la estupefacción internacional y la indignación islámica. Fuera de la elite, todos son bárbaros y por tanto, despreciables. Sólo hay que leer los correos electrónicos pletóricos de insultos racistas para comprender el alcance del fundamentalismo democristiano.

Puede acusarse de todo a Fox, a Calderón y al PAN, menos de falta de consecuencia. El gabinete de Calderón es mucho más consistente que el de Fox porque sintetiza el poder creciente de un bloque histórico donde no cabe nacionalismo alguno aunque sea el estatista y partidista del PRI. Tampoco cabe algo de lo que deja, a pesar de todo, el laicismo, la autonomía universitaria y la libertad de cátedra de las universidades públicas, porque domina el novísimo gabinete la línea de la escuela de negocios y de liderazgo competitivo, propio de universidades donde lo confesional, la toyotización de la enseñanza computarizada, la competencia y el racismo, integran la formación de un sujeto histórico y social llegado al poder para mantenerlo a toda costa. Se crean designados por Dios, tienen una mística privada dispuesta a todo con la organización clandestina El Yunque y les tiene sin cuidado el pueblo insurrecto porque saben que a los partidos de falsa oposición de izquierda se les contenta con cuotitas de poder y se les convence de que a nadie conviene el desorden y las asonadas. Saben que esto no es suficiente para controlar al EZLN y las Juntas de Buen Gobierno, ni a la APPO y las secciones IX, XVIII y XXII constitutivas de la CNTE, pero para eso están el CISEN y todo el gabinete de seguridad con licencia para matar, controlar paramilitares y convencer al Poder Judicial heredado por Fox que logró corromper a la Suprema Corte de Justicia gracias al fundamentalismo cristero compartido con Mariano Azuela, para llenar las cárceles de disidentes y los panteones pobres de muertos por lo que llaman incidentes menores. Tristes días esperan a los pueblos que se enconchen para no sentir el espantoso rigor que ya llegó.

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