martes, 22 de mayo de 2007

Desarrollo ¿cómo?


Ahora que Oaxaca concentra la atención, es necesario discutir las vías de solución de sus problemas ancestrales. Hay la vía asistencialista y competitiva por la parte estatal. Se trata, dice el discurso oficial, de apoyar proyectos productivos y de servicios como la salud, la educación y la vivienda, de impulsar al turismo y sobre todo de acelerar planes como el inombrado Puebla Panamá, para conseguir la solución con desarrollo económico, macro, por supuesto, que lo demás se dará por añadidura y si no, ni modo. El cínico Ulises Ruiz publica un plan el mismo día en que las primeras planas informan de la aprehensión traidora de los hermanos Sosa y dos acompañantes. De eso se trata: economía política neoliberal y reducción de los clamores sociales a incidentes policíacos. La APPO, en cambio, propone una solución política de articulación de los pueblos, esos que el racismo oficial llama etnias, en una asamblea soberana presidida por un amplio y variado Consejo Estatal cuya primera versión es el de 141 miembros electos en la plenaria del Congreso del 10, 11 y 12 de noviembre. Por su parte, la Otra Campaña discute con cuatro organizaciones los puntos clave de construcción de izquierda desde abajo.

El fantasma del desarrollismo concreta el discurso oficial. Es a nombre de la Historia que hablan los funcionarios porque consideran indiscutible un proceso casi natural ya descrito en los sesenta por Walter Rostow en su muy difundido panfleto Las Etapas del Desarrollo conocido en los setenta como Manifiesto Anticomunista. Tan difundido como El fin de la historia de Francis Fukuyama, también empleado del Departamento de Estado yanqui, el texto de Rostow fue la hoja de ruta con una propuesta simple: al subdesarrollo sigue la etapa del despegue y al fin, el desarrollo pleno. La CEPAL, Comisión Económica para América Latina fue la ejecutora de la buena nueva mientras la Alianza para el Progreso hacía de las suyas por toda América, especialmente en Centroamérica pobre.

A la par, se construyó una opinión pública clasemediera y esperanzada en el ascenso social. Planes culturales como el Camelot y el Simpático, coordinaron encuestas y organizaron la programación televisual con programas de exaltación de todas las policías yanquis y paramédicos militarizados. Por las noches, toda América veía las hazañas de un policía ciego, una anciana, los jóvenes violentos Starsky and Hutch, mujeres de acción siempre convincentes por la combinación de rudeza y lujuria, paramédicos del bien y la justicia en situaciones patéticas solucionadas siempre por policías firmes que no duros, como dice el señor Secretario de Gobernación tan experimentado en aniquilar protestas aplicando el secuestro, la tortura, la incomunicación, la cárcel, en bien de la propiedad privada, las familias decentes y claro, el Estado.

En este año, Antonio Negri y Giuseppe Cocco difunden su libro GlobAL subtitulado Biopoder y luchas en una América Latina globalizada. Con su nueva pareja teórica, Negri prologa acentuando la multiplicidad y cita a Marcos por aquello del mundo en el que “caben todos los colores de la tierra”. La crisis cunde, los gobiernos flaquean, las asambleas populares alimentan insurrecciones. No abundan Negri y Cocco en la represión violenta de estabilización de la crisis, pero la disputa de la soberanía ha dejado de ser definición constitucional para desconocer en los hechos la representatividad de partidos políticos y parlamentos.

Obstáculos objetivos llama Negri al desarrollismo y sus consecuencias. Son objetivos pero no tanto porque exigen la construcción de un sujeto de poder, tanto en los gobiernos de la crisis como en sus bases sociales. Un bloque histórico, tendría que decirse, crece con el paradigma de la competitividad, tan repetida por los funcionarios. Se trata, dicen lo teóricos, de insertarse en los flujos mundiales de comercio y resolver a la par, el desastre campesino y sus secuelas alimentarias entregadas a las trasnacionales. La CEPAL informa en esta primera semana de diciembre, de la crisis mexicana visible en el campo, el desempleo, el crecimiento desigual que aumenta el número de pobres y en miseria extrema. No importa, habría que seguir en continuidad dice la propaganda oficial.

“El bloque biopolítico del poder” pretende superar la debilidad del estado-nación y la vía del welfare, esto es, del asistencialismo, es el encuentro entre la constitución formal y la material, entre lo que debiera ser de plenitud de derechos soberanos y lo que ocurre realmente. No tratan Negri y Cocco la vuelta al Estado benefactor a lo Kelsen, bajo otras condiciones de adelgazamiento de los aparatos de gobierno y de privatización para reducir los derechos y las urgencias del pueblo a la caridad de los grandes consorcios: la figura del Teletón desborda México y Televisa y se reproduce en América Latina como esperanza única de salud, vivienda y educación para desafanar al Estado de sus responsabilidades sociales. ¡Gol por la educación, por la salud, por la vivienda!, gritan los locutores mientras autómatas muy bien pagados patean un balón entre anuncios mercantiles trasnacionales y con sus camisetas cubiertas de publicidad. Los concursos filantrópicos con una pertinaz estética de la infamia, ponerse a bailar y a cantar en concursos manipulados, a estrellas y estrellados por un transplante urgente, una boda para probar que los sueños y la muerte están emparentados sobre todo entre los pobres. El desarrollo llega gracias a piadosas fundaciones, ¡Vamos México! lo propicia, educa a los padres como garantía de la familia patriarcal y de paso, favorece negocios de compadres, como dice el Premio Nobel de Economía, como licencia de los todopoderosos en el bloque histórico gobernante.

El desarrollismo resulta así objetivo pero también subjetivo. Lo mismo la oposición débil al neoliberalismo rampante que los gobiernos neoliberales descarados, lo ofrecen como esperanza y tienen éxito. La oposición de pacotilla, caudillista y partidaria corrupta, incluye en sus movilizaciones a viejitos y enfermos beneficiados con la caridad de Estado a cambio de no tratar soluciones de fondo. Los neoliberales descarados, por su parte, ofrecen estabilidad y paz a las familias decentes que no son otras que las que hacen del catolicismo un ritual sin correspondencia con su racismo contra todo lo que huele a pueblo.

De aquí la importancia de lo que pasa en los pueblos de América, desde México con la Otra Campaña, el lopezobradorismo y la APPO, hasta Cuba reafirmando el socialismo, Venezuela reeligiendo a Chávez como caudillo de un socialismo sui géneris, casi tanto como el del neoliberal Lula. Hay que seguir al corrupto Daniel Ortega en Nicaragua, porque en su tercera vía está el porvenir que ya llegó del imperialismo desarrollista vuelto consigna revolucionaria. Bolivia tiene, por su parte, un gobierno que va ganando pleitos constitucionales y electorales, donde el desarrollo todavía tiene en el Estado benefactor su garantía principal, pero el fuerte separatismo de ultraderecha de Santa Cruz le exige apoyarse en los mineros inconformes, en los pueblos defensores del agua y la energía.
He aquí un sujeto social y político que exige desarrollo sin contar con apoyos imperiales a los que hasta ahora va sometiendo a sus propias leyes actualizadas. Un tránsito hacia algo que podría llamarse socialismo si las organizaciones de base crecieran y apuntaran a una aún lejana extinción del Estado, es el socialismo potencial del que escriben Negri y Hardt. La multitud se mueve, dicen Negri y Cocco, sin partidos de por medio, sin respeto por un estado que dejó de ser nación desde el pasado colonialista discriminante. La lucha sigue pese a los malos augurios.

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