martes, 22 de mayo de 2007

Fortaleza de la APPO


La fortaleza de la APPO reside en las condiciones subjetivas construidas sin pausa. Especialmente asombrosa es la de sus presos liberados no del todo porque deben acudir a firmar su arraigo que impide salir del lugar donde están sometidos a proceso. Esta situación legal limitatoria va junto con el trauma del secuestro, la golpiza, las amenazas, las vejaciones, los malos ratos carcelarios en garras de custodios envilecidos por la corrupción sistémica extrema. Habemos quienes al salir con libertad condicional bajo fianza de una situación así, tardamos no menos de tres meses para poder caminar solos por una calle o una plaza temerosos de nuevo apañón. Es tal el poder de exterminio de la autoestima con la insistencia de que lo único cierto es la brutalidad represiva, que causa daño profundo imposible de borrar con la convicción ideológica. Más acá de la conciencia de sí y los otros, los criminales de Estado, quedan las heridas visibles y no tangibles del terror ejercido por el Estado. La imposición de esto obliga a sobrevivir con miedo constante aunque se sepa y se entienda racionalmente que nada va a pasar. El terror se interioriza por conductos no racionales que pueden más que la certezas científicas e ideológicas. El clandestinaje obliga al abandono de los presos y los liberados con daños psicológicos profundos, cuando mucho, llega una felicitación por haber resistido a la tortura sin delatar a nadie. Peor les va a los traidores que saben de su segura ejecución hasta sentirse doblemente perseguidos: por el Estado y por su organización. Otra vida espera a quienes saben que la lucha abierta sigue y los incluye hasta comprometer el futuro, personal y de la organización, que tendrá que ser sin amenazas impunes. La organización entonces resulta fortalecida, tanto como los egresados de las cárceles y los sobrevivientes de violentos apañones.
Los secuestrados violentados, los presos excarcelados de la APPO, son admirables. No sólo rinden testimonios terribles del terror que los sometió a los comisionados internacionales de la Unión Europea y de las comisiones de derechos humanos nacionales, sino que rápidamente se han reincorporado a las movilizaciones y se han organizado de modo de enfrentar unidos los procesos plagados de trampas legaloides. Frente a la injusticia y el terrorismo de Estado, ofrecen el ejemplo histórico de encabezar ellos y ellas mismas su propia defensa social. Por su parte, los abogados solidarios se encargan de los trámites y las víctimas de la injusticia, incluidos los familiares de los asesinados, participan en la defensa social con movilizaciones, testimonios y denuncias precisas de las mil violaciones a los derechos ciudadanos cometidas por todos los agentes de Estado, legales e ilegales como los escuadrones de la muerte y otros grupos paramilitares cobijados por el PRI, el PAN y las procuradurías federal y local.

Con el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra había ya ocurrido algo semejante. Antes de pasar al obligado clandestinaje, América del Valle siguió el ejemplo de su padre Nacho para arengar al pueblo en lucha. El buen ejemplo de la familia indoblegable con el padre y el hermano César en prisión, se acrecienta con la compañera Trini, esposa y madre de presos y perseguidos, reaparecida de la mano de Samuel Ruiz con todo y misa en San Salvador Atenco. El plantón frente al Penal de Santiaguito y en ocasiones frente a Almoloya, cuenta con presencias entrañables como la del padre del asesinado Alexis Benhumea y Rosalba Selvas con esposo e hija en prisión, han marchado algunos de los liberados y lo deseable es que estos grupos heroicos unifiquen sus luchas justicieras porque el enemigo es el mismo aunque cambien los gobernadores: Ulises Ruiz el repudiado de Oaxaca y Peña Nieto el propagandizado rumbo a la presidencia de la República en 2012 desde el Estado de México. El movimiento popular tiene en Atenco, Oaxaca y las Juntas de Buen Gobierno de Chiapas, un bastión que prueba la indoblegable fuerza organizada de los pueblos decididos a su liberación exigida de existir en lucha organizada. Ya lo dijo el siempre solidario Francisco Toledo: no es concesión del gobierno la liberación de 18 appistas en Navidad. Por más que los medios deformen el acto de justicia obligada y presenten a Toledo como gestor principal, la APPO sabe de su propia fortaleza, agradece las solidaridades y acrecienta su poder.

La otra fortaleza destacable de la APPO es la socialización de lo privatizado por el Estado. Lo hicieron al impedir la Guelaguetza adulterada por el comercio turístico para ofrecer, en cambio, un Lunes del cerro donde por vez primera se presentaron cantos y danzas de comunidades tan apartadas que sólo los profesores rurales llegan a ellas. La víspera de la Nochebuena, la tradicional Noche de los Rábanos tuvo lugar en el Zócalo del Distrito Federal y pese a la ocupación militar de la Plaza de Santo Domingo en Oaxaca para impedir la fiesta, en otra plaza se organizó la ingeniosa construcción con rábanos del tirano Ulises Ruiz y sus recursos de desgobierno: helicópteros, tanques, soldados, policías y claro, Calderón. Igual en la capital de México. Queda claro quien privatiza y corrompe el patrimonio nacional tangible y no tangible para hacer negocio con consorcios trasnacionales, restauranteros, hoteleros y toda suerte de garantes del sentido mercantil antipopular. La APPO procede al revés de todo esto.

¡La Verdad, la Verdad!, soñaba el Comandante Germán que se vocearía el órgano del EZLN cuando este aún no existía. La Verdad sería el periódico informador de lo importante, escribió Manuel Scorza, aquel peruano novelista de la Revolución Agraria en Los Andes, en La danza inmóvil con las peripecias de un encuentro amoroso en París articulado con los planes para allegar fondos a la lucha entre prisiones, ejecuciones y escapes terribles en las selvas y los ríos caudalosos del Perú. La Verdad daría cuenta de todo esto. Pero los noticiarios informan ampliamente sobre la muerte de James Brown, rockero clásico, noticiarios reportean su imagen, no tanto como la de Raúl Velasco o la de las nuevas idioteces programadas por los monopolios televisuales. De aquí la fortaleza de la APPO que pese a todo, avanza, consolida su poder y su perspectiva de gobierno, supera traiciones y comportamientos liquidacionistas al depurarse con la consolidación de un sujeto colectivo. La organización justiciera y ejemplar crece con el proyecto de la Asamblea Popular de los Pueblos de México y los congresos y foros que a partir de enero, probarán la justicia de sus propuestas no sólo para Oaxaca. Larga vida para la APPO y su verdad.

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